domingo, 5 de abril de 2015

El verdadero significado de un Lunes, por Diego Vigil Quiñones.

Cuando uno viaja a Italia o estudia italiano, descubre algo desconcertante desde el lenguaje español. Los italianos llaman “festivi” a los días en que no se trabaja y “feriale” a los días que en España conocemos como “laborables”. En el lenguaje español, en cambio, el día festivo es lo mismo que el día feriado: es aquel que no es día laborable (en el ámbito laboral) o que no es día hábil (en el ámbito procesal). Ésta equivalencia se refleja en que determinadas leyes usan la expresión “no feriado” (Art. 251 Ley Hipotecaria, por ejemplo) para referirse a los días “hábiles” (Art. 360 Reglamento Hipotecario) o laborables.

El lunes, día al que se dedica este blog, es para casi todos un día “no feriado”. Sin embargo, en italiano es “feriale”. ¿De donde puede venir ésta expresión?, ¿Podríamos considerar al lunes (al maldito lunes) una feria? Y si así fuese, cuál sería el motivo de semejante cosa, de semejante feria. ¿Se puede vivir acaso el lunes en clave de fiesta?

Para responder a dicha pregunta, debemos ir al que seguramente sea el origen del lenguaje italiano. Italia es desde hace muchos siglos un país católico. En el culto de la religión católica, existe un calendario que organiza los diferentes días por categorías. A algunos les llama solemnidades, a otros fiestas, a otros memorias (cuando se hace memoria de alguien, normalmente). Las grandes solemnidades, fiestas y memorias suelen ser en el calendario civil días festivos. Pero junto a las anteriores, existe una denominación para el resto de días: a los días que no son nada especial se les llama “ferias”. El sentido de la expresión es que, una vez resucitado Jesús de Nazaret (el Cristo, en la fe católica), para la religión cristiana, “todos los días son días de fiesta” (como en la canción). Lo que pasa es que algunos son fiestas mayores, y otras fiestas menores. A éstas, se las llama ferias. Un día de feria es un día de fiesta “menor”. En algunos pueblos existen días que, aunque son de trabajo, son días de feria y se celebra un mercado, y se come y bebe de forma especial. Cuando comencé a trabajar fui destinado a Chantada (Lugo). Allí todos los días 5 y 21 de cada mes eran días de feria: había mercado y todos los restaurantes ofrecían el menú de feria, aunque fuese día laborable. Se llenaba el día de un sentido especial.

En la hipótesis de que los cristianos tuviesen razón, y que Jesús de Nazaret hubiese resucitado, es evidente que el lunes no sería igual: si vencida la muerte “todos los días son días de fiesta”, el lunes no sería un día maldito sino, como dicen los italianos inspirados por la liturgia católica, una feria o día feriale. Una feria menor que el Domingo, es cierto, pero una feria al fin y al cabo. Aunque hubiese que trabajar, sería con un sentido nuevo y diferente (como en los días de mercado), con un sentido de vida, y no de muerte. Ello permitiría que, al igual que hay quien desea feliz Domingo, pudiésemos decir feliz lunes.

Tal vez con esta información complicamos a los lectores la vida más de lo que ya la tenían: si ya muchos tienen el dilema entre creer y no creer por las dudas y las implicaciones de la decisión, encima añadimos que con la fe, el lunes puede ser feriado. Tal vez alguno lo vea así. Pero hay otra posibilidad: sin la fe el lunes es un día maldito, eso es evidente. ¿Qué pasaría si a esa “oscuridad” del lunes, le encendiésemos la luz del Domingo? La fe no quitaría, sino que añadiría. Añadiría luz a lo oscuro, y permitiría convertir en feria, un día “no feriado”. Daría un sentido y una luminosidad (como destacamos en un post anterior aquí) al lunes, que a veces parece un día sinsentido. Y entonces tendríamos un motivo más para poner “a los lunes, buena cara”.

Diego Vigil Quiñones

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